9 mejores playas en Samaná República Dominicana

Blog de viaje imperdibles 9 mejores playas en Samaná República Dominicana a las que necesito volver

 No sé si fue el olor a sal o el rumor insistente de las olas lo que me hizo quedarme tanto tiempo en la península de Samaná. A veces creo que uno viaja para recordar que sigue vivo, para volver a sentir la piel salada y los pies descalzos sobre la arena blanca.

 En este rincón del Caribe, la vida sucede despacio, entre cocoteros, caminos de tierra y una luz que todo lo suaviza.

El viaje a samaná ofrece playas tan distintas entre sí que parece imposible elegir, pero hay 9 mejores playas que me persiguen desde que regresé.

 1. Playa Rincón: la perfección existe en república dominicana

 Dicen que Playa Rincón es una de las playas más bellas del mundo, y no lo discuto. La primera vez que llegué, el mar era un espejo de aguas turquesas y la arena, tan pálida, parecía una promesa.

 Hay algo de irreal en su calma, una pureza casi imposible. En los días de viento, las palmeras se doblan con gracia, como si bailaran para quienes se atreven a llegar hasta allí.

 Recomiendo no preguntarte por cosas que hacer más que disfrutar en paz, pero en el extremo izquierdo donde se encuentra el río caño frío hay paddle boards y chiringuitos para comer. Yo entendí que la felicidad a veces tiene forma de silencio.

 2. Playa bonita para visitar las playas de las Terrenas

 No hay ironía en su nombre: Playa Bonita es exactamente eso, bonita, tranquila, sincera. Una curva de aguas cristalinas donde se respira ligereza.

 Desde el primer paso sobre su arena dorada, supe que me costaría marcharme. Es una de esas playas de Samaná donde se puede nadar, leer, disfrutar de la playa sin mirar el reloj.

 En las tardes, los niños locales juegan fútbol, los perros se echan a la sombra y uno se siente parte de algo simple y feliz. Un día en la playa con más movimiento, gente y bares para escuchar música y beber un coctel.

 3. Playa Frontón es de las mejores playas de samaná

 Llegar no es fácil. Se accede por mar, o por un sendero que atraviesa la selva y los acantilados. Es una de esas playas desiertas donde la naturaleza manda.

 El frontón de roca que la protege del viento crea una sensación de estar fuera del mundo en una playa escondida. Allí hice snorkel entre peces de colores, y comprendí por qué muchos la llaman una de las playas más espectaculares del Caribe.

 Si existe una pequeña playa donde uno se siente solo y acompañado al mismo tiempo, es ésta.

 4. Playa Madama: un secreto bien guardado

 De Playa Frontón y Playa Madama, prefiero Madama para quedarme horas mirando el agua y se pueden visitar ambas en las mejores excursiones. Es diminuta, escondida entre montañas y cocoteros, y considerada una de las playas más románticas de la región.

 Llegar es parte del encanto: una caminata entre raíces, piedras y luz verde filtrada. En la gruta que la custodia, el eco del mar suena como un recordatorio.

Hay quien dice que es una de las playas más hermosas de Samaná, y lo entiendo: en ese rincón el tiempo parece detenerse.

 5. El valle secreto entre las playas de samaná

 Cerca del Valle Lodge, en el corazón más auténtico de Samaná, la Playa El Valle se abre como una postal sin filtros.

 Es un lugar donde la belleza natural no se disfraza: En esta playa de arena dorada las olas un día golpean con fuerza y al otro desaparecen por completo, el verde invade todo y los cocoteros parecen salidos de un sueño.

 No hay resort, ni música alta, solo el sonido del mar y la sensación de que el Caribe todavía guarda secretos. Es mi lugar favorito para alojarse en samaná.

 6. Playa Cosón península de samaná

 En Las Terrenas, Playa Cosón se extiende como una línea infinita de calma. Es una de las playas más bonitas de Samaná, perfecta para caminar al atardecer, ver pasar la vida y entender que no hay prisa.

 Allí probé por primera vez la gastronomía dominicana en una cabaña frente al mar: pescado recién sacado, arroz con coco y una cerveza fría. No recuerdo un sabor más honesto.

 7. Las 7 playas las galeras: el fin del camino

 En el extremo oriental de la península de Samaná, el pueblo de Las Galeras parece suspendido entre el mar y la nostalgia.

 Su playa principal, Playa Las Galeras, es sencilla, local, con barcas de pescadores y agua clara. Desde allí parten excursiones en Samaná hacia Playa Frontón, Playa Madama o incluso Cayo Levantado.

Me gusta pensar que este lugar es el corazón de Samaná: humilde, cálido y con ese aire de “todo puede pasar”.

 Las 7 playas son una cadena de tesoros que se descubren a pie y con guías locales, cada una más preciosa que la anterior.

 8. Cayo Levantado: el sueño del turista feliz

 A veces las postales hacen justicia. Cayo Levantado —también conocido como Bacardi Beach— es un paraíso tropical.

 El tour en barco desde la bahía de Samaná ofrece vistas impresionantes: aguas tranquilas, palmeras, ballenas saltando en temporada.

 Dicen que esta isla privada tiene una de las mejores playas del mundo, y aunque está llena de gente, hay algo irresistible en su exceso de belleza. Tal vez porque a veces lo bello también necesita ruido.

 9. Entre las mejores playas para descansar está playa morón

 Playa Morón no aparece en las postales, pero debería. Su arena blanca, sus aguas tranquilas, el sol que se filtra entre las palmeras. Es una de esas hermosas playas que parecen inventadas para quienes viajan sin mapa.

 La encontré por azar, en una de esas excursiones a Samaná que terminan mejor de lo previsto. Me senté en la orilla y pensé que a veces la vida se parece a eso: imprevisible, tibia, casi perfecta.

 Visitar Samaná es una declaración de amor al mar. Desde Portillo hasta las Terrenas y Las Galeras, cada curva del camino guarda una sorpresa. Aquí hay playas más bellas del mundo, playas más hermosas, impresionantes playas, playas más hermosas de Samaná, y una promesa que se repite: volver.

 Quienes pueden visitar estas costas saben que no solo se trata de visitar playa o tachar una lista de 7 playas. Es dejarse arrastrar por un paraíso tropical que cura sin esfuerzo, un lugar para amantes de la naturaleza que creen, como yo, que todavía hay belleza sin filtros.

 No sé cuándo volveré, pero sé que volveré. Porque hacer en Samaná es también dejarse llevar, perderse un poco, y aceptar que el mar —siempre— tiene la última palabra.

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